MONICIÓN DE ENTRADA (opción 1)
Estamos en el sexto domingo de Pascua. Seguimos celebrando el misterio de la Resurrección.
Pero Cristo ya anuncia a los discípulos su pronta partida.
A la vez nos promete la llegada del Paráclito — Aquel que estará cerca. No sólo con nosotros, sino en nosotros. Él será nuestros oídos y nuestros ojos para que podamos oír y ver la presencia de Cristo. Hasta el fin de nuestra vida. Hasta el fin del mundo.
***
Creemos, Señor, que estás entre nosotros.
Purifícanos de nuestros pecados y debilidades.
Disipa toda oscuridad en nuestros corazones.
Para que no nos alejemos de Ti.
Archivos para 30 de November de 1999
MONICIÓN INICIAL (opción 0)
El Evangelio dice que el Señor es mi pastor. Y luego en el salmo cantamos: Nada me falta. En verdes praderas me hace reposar.
El Señor es mi pastor. Y ahora en esta Misa estamos en sus praderas. No temas. Aquí estás en tu casa. Déjate encontrar. O sea deja que Él te encuentre. Ven. Y encontrarás una profunda paz.
Participar en la Santa Misa no significa estar tensos y llenos de temor, sino ser yo mismo ante Él.
Por eso, Señor te pedimos que nos purifiques de todo mal y de todo temor que hay en nosotros.
MONICIÓN INICIAL (opción 1)
En el Evangelio de hoy dos discípulos van en camino a Emaús. Desanimados. Con ojos incapaces de ver. No comprenden las palabras del Señor. Y sólo el gesto de partir el pan les abre los ojos.
Estos dos discípulos representan a cada uno de nosotros.
Porque todos nuestros caminos llevan a Emaús.
***
Señor, purifica nuestros corazones.
Para que nuestros oídos y nuestros ojos se abran a Tu presencia.
Para que podamos ver.
Que Tú estás con nosotros.
MONICIÓN INICIAL (opción 1)
Hoy se presenta ante nosotros el Señor de la Misericordia. Para para tocar el corazón y la conciencia de cada uno de nosotros.
Él conoce nuestras debilidades. Nuestros pecados. Pero nos llama y nos anima a que nos abramos a Su amor, que es más poderoso que todos los poderes de la oscuridad.
***
Señor, perdónanos nuestros pecados.
Abrázanos con tu misericordia.
MONICIÓN INICIAL
Ya estamos en el quinto domingo de Cuaresma. Nos vamos acercando al misterio de la Muerte y de la Resurrección. Nos acercamos para mejor comprender el don de la vida, la tarea que eso supone para cada uno de nosotros: afrontar todo lo que en la vida es difícil y hermoso, lo difícil también.
El Salmo que proclamaremos hoy en la Liturgia «Desde el abismo clamo a ti Señor» nos prepara para el Evangelio en el que escucharemos sobre la muerte de un amigo de Jesús: Lázaro.
Miraremos cara a cara el difícil misterio de la muerte y reconoceremos que Dios es dueño de la vida y de la muerte y que el Hijo de Dios tiene poder para sacar del sepulcro a cada uno de nosotros, en este sentido espiritual.
***
Señor, desde lo más profundo de nuestro ser clamamos a Ti. Purifícanos. Danos nueva vida.